Creo que todos tenemos una inclinación innata a la diversión. De niños solo pensamos en jugar, da igual a qué, pero a medida que nos hacemos mayores tendemos a invertir nuestro tiempo en actividades más productivas o que nos reporten algún beneficio. Pero eso no quiere decir que nos deje de gustar jugar, de hecho el tiempo que pasamos jugando es tiempo que te reservas para hacer lo que te gusta ya sea con amigos, con la familia o tú solo.
Por eso la gamificación y el aprendizaje basado en juegos son tan llamativos: conectan una actividad de ocio y diversión con otra que se considera más aburrida y rutinaria como es estudiar. Cuando me imaginaba de profesora, antes de empezar el máster, tenÃa claro que propondrÃa juegos a mis alumnos, pero pensaba más en algo estilo ABJ, como el Trivial. Lo consideraba una buena forma de hacerles llevar las cosas al dÃa, ya que a nadie le gusta perder y si no repasabas para el dÃa del Trivial, tu equipo perderÃa.
Pero en lo que no habÃa pensado nunca y me ha parecido de lo más interesante es en la gamificación. Mientras Michael lo explicaba en la clase, se me venÃan a la cabeza cientos de historias para crear narrativas.
Y es que siempre he sido muy de monatarme mis pelÃculas para hacer las cosas más divertidas. Por ejemplo, de pequeña, a mi padre le encantaban las rutas por la montaña y a mi me parecÃan un rollo. Entonces, yo me imaginaba que en la cima de la montaña habÃa algo que tenÃa que alcanzar para salvar el mundo y que las ramas de los árboles eran enemigos o cosas asà (sÃ, estaba para que me encerraran). De esa forma convertÃa algo que para mà era aburrido en una aventura. Y creo que eso que hacÃa de pequeña tenÃa mucho que ver con crear una narrativa en gamificación.
AsÃ, creo que el juego en educación es un recurso muy útil para motivar a los alumnos e incluso para hacerles pasar un buen rato. ¿Qué os parece a vosotros? Podéis dejarlo en comentarios y espero que hayáis disfrutado del post, ¡nos vemos en el siguiente!